Nuestro estilo de vida capitalista, basado en el consumo y la acumulación, ha llevado a muchas personas a abrazar otras corrientes, como el minimalismo, basadas en vivir con sencillez y tener solo lo que necesitas para tu vida diaria. Cuando vives como un minimalista, te esfuerzas por usar solo cosas que tienen un propósito para ti. Una mejor definición del minimalismo sería vivir con lo que realmente te importa, usas y necesitas.  De este modo, no solo puedes ahorrar dinero, sino que también puedes ahorrar tiempo en la organización de tu hogar y tu día a día.

El minimalismo sugiere que antes de seguir comprando y acumulando, nos paremos a pensar si realmente necesitamos incorporar a nuestra vida aquello que nos ha llamado la atención y qué nos aportará tenerlo en casa. Además, siguiendo el pensamiento minimalista, con cada nueva compra nos hacemos más pesados. Es decir, nuestro plano emocional se sobrecarga, y acabamos por dejar de lado partes esenciales del ser humano. Por eso, los expertos en el estilo de vida minimalista y autores del libro Minimalismo: Para una vida con sentido, Ryan Nicodemus y Fields Millburn, definen esta forma de vivir como una herramienta que sirve de catalizador para deshacernos de los excesos.