El fallecimiento de un ser querido conlleva una serie de trámites administrativos, entre los cuales se encuentra la gestión de sus cuentas bancarias. ¿Qué ocurre con el dinero y los bienes depositados en una cuenta cuando su titular ya no está? La respuesta a esta pregunta dependerá de varios factores, como el tipo de cuenta o si existe un testamento.

Si el fallecido no ha dejado testamento, la herencia se distribuirá entre sus herederos legales según lo establecido en la ley. Estos herederos deberán iniciar el proceso sucesorio para poder disponer de los bienes del fallecido, incluyendo las cuentas bancarias.

En caso de que exista un testamento, este documento indicará quiénes son los herederos y en qué proporción recibirán los bienes. Si el testamento especifica claramente quién heredará las cuentas bancarias, el proceso será más sencillo.

El tiempo que tarda este proceso puede variar considerablemente dependiendo de la complejidad de la herencia, el número de herederos y la agilidad de los trámites administrativos. En algunos casos sencillos, puede ser relativamente rápido, pero en otros puede prolongarse durante meses o incluso años.